Héctor Manzano está inmerso en su cuarta temporada como entrenador en Baloncesto Torrelodones. Es uno de los tres entrenadores superiores BT que dirigen el Programa de Tecnificación para los jugadores/as que quieran contratarlo. Héctor nos cuenta su amplia experiencia como jugador y cómo esta le ha ayudado a convertirse en el entrenador que es hoy en día, además de darnos su punto de vista sobre cómo debe enfocarse el trabajo individual con los jugadores/as en su etapa formativa. Para Héctor, el uso del vídeo como herramienta de corrección de errores es fundamental, y nos explica "cómo la experiencia acumulada en su dilatada carrera como jugador le ha ayudado a detectar más rápido los puntos fuertes y débiles" de los jugadores que entrena.
Cuéntanos brevemente tus inicios como jugador de baloncesto. ¿Con qué edad empezaste? ¿Cuándo sentiste que podías ganarte la vida jugando al baloncesto realmente?
Comencé a jugar con 8 años (3º de primaria) ya que ese año se organizó en Motril, mi lugar de nacimiento, una liga escolar. Siendo alevín desapareció aquella liga y jugaba con amigos. Ya siendo infantil de 1º año comencé en el C.B. Santa Adela, club de la localidad que llegó a jugar playoff de ascenso a ACB.
Empecé a crecer y crecer así que siendo junior de 1º año el Covirán Granada, que acababa de ascender a ACB, me ofreció una beca para incorporarme a sus categorías inferiores. Ahí empezaba a soñar con poder algún día poder entrenar con el 1º equipo, ni siquiera me imaginaba que acabaría consiguiéndolo y dedicándome tantos años profesionalmente al baloncesto.
¿Qué importancia tuvieron tus entrenadores en tu etapa de formación para convertirte en el jugador que fuiste? ¿Cuánto tiempo le dedicabas a tecnificar al margen de los entrenamientos con tu equipo?
Fueron esenciales. Tuvieran más o menos nivel todos me marcaron y de cada uno aprendí mucho, tanto técnica y táctica como cosas igualmente importantes: valores, compromiso, esfuerzo, sacrificio, trabajo en equipo…
Eran otros tiempos, no disfruté de los medios que por ejemplo disfrutan los jugadores BT, tanto a nivel de instalaciones como de profesionales cualificados y con tanta experiencia. Grababa en VHS partidos o resúmenes de jugadas para intentar imitar sus movimientos, pero lógicamente sin nadie que me corrigiera o enseñara a hacerlo correctamente.
No hice tecnificaciones como tal hasta que prácticamente fui profesional. Lo notaba una barbaridad cuando me enfrentaba a jugadores de mi generación de cantera de otros clubes punteros en ACB donde sí hacían este tipo de trabajo desde mini: Unicaja, Joventut, Real Madrid…
La verdad es que me sentía muy lejos del nivel técnico que tenían esos jugadores. Mirando hacia atrás, hubiera dado muchas cosas por poder haber trabajado la técnica individual desde pequeño. Creo que me hubiera ayudado mucho en mi etapa profesional.
Háblanos un poco de tu época profesional. ¿Cómo fue la experiencia de compartir vestuario con la generación del 80 en un mundial? ¿Qué porcentaje de éxito le achacas a tus fundamentos técnicos individuales en tu exitosa carrera como jugador? (Varios MVP LEB Oro, jugador con peso en ACB….)
Fueron casi 20 años en los que verdaderamente disfruté. El baloncesto me ha dado la oportunidad de vivir en numerosas ciudades dentro de España y conocer a muchísima gente que me ha hecho crecer como persona.
Tuve la fortuna de compartir equipo con parte de la generación del 80, la más importante del baloncesto que hemos tenido en España. Estar ahí y disputar el Mundial U20 en Japón con jugadores como José Calderón, Carlos Cabezas, Sergi Vidal o Berni Rodríguez fue una gran experiencia. Muchos jugadores a los que me enfrenté allí han estado en NBA o al máximo nivel en Europa.
Como dije anteriormente, empecé a hacer tecnificaciones demasiado tarde. Aún así me esforcé para subir mi nivel y variedad de recursos ofensivos temporada tras temporada. No dejé de buscar el momento fuera de entrenamientos colectivos hasta mi último año como jugador ya con 37 años. Tengo la absoluta convicción de que el trabajo técnico debe acompañar al jugador durante toda su carrera deportiva.
No obstante, siempre me ha quedado la sensación de que los años más importantes son los de la etapa formativa. En esa etapa eres una esponja absorbiendo y asimilando destrezas que te pueden dar ese plus para llegar al máximo nivel. Es una espinita que tengo clavada, creo que podría haber sido mejor jugador aún en caso de haber podido disponer de los entrenadores y medios que tienen los jugadores/as en BT hoy en día, por ejemplo.
¿Te sientes cómodo enseñando ahora todo ese baloncesto que has absorbido a lo largo de los años? ¿Qué cualidades ves indispensables en un jugador para que progrese?
Lo principal que hice es formarme para ser entrenador y una vez ahí aprender de los mejores, entrenadores con mucha experiencia. Tengo la suerte de que tantos años como profesional me han ayudado a detectar muy rápidamente los puntos fuertes y débiles de los jugadores y en que deben hacer más hincapié para ser más competitivos. Digamos que detecto situaciones del juego a las que me he enfrentado miles de veces, sé cómo piensan los defensores y qué debe el jugador mejorar prioritariamente para ser más eficiente en la pista. Por supuesto a esto hay que añadirle el aspecto mental, la confianza, frustración al error… lo he vivido y me gusta ayudarles con mi experiencia.
Explícanos qué tipo de trabajo haces en tus entrenamientos individuales. ¿Dónde crees que hay que poner el foco para mejorar? ¿Qué le dirías a todos esos chicos que están ahora comenzando y tienen toda su vida deportiva por delante?
En mis entrenamientos individuales lo primero que busco es detectar esas debilidades en ellos aspectos técnicos esenciales (bote, tiro, pase,) poniendo el foco en las posiciones corporales y el uso de los pies. La herramienta del vídeo es fundamental para que no se escape el mínimo detalle, es muy importante que el jugador se vea en pantalla y sea consciente de dónde está el error y cómo vamos a trabajar para mejorarlo. Al final todo este trabajo se va a ver reflejado en su juego, permitiéndoles subir de nivel y sintiendo cómo se convierten en mejores competidores.
A esos chicos que están empezando les diría que, como en cualquier aspecto de la vida, el trabajo siempre acaba dando sus frutos. Las maduraciones físicas en cada niño son distintas, puede que siendo infantil te sientas superado por rivales más fuertes, pero esas fuerzas se acabaran igualando y quién tenga más y mejores recursos técnicos acabará siendo mejor jugador.
Para lograr este objetivo procuro apoyarme en material específico para el trabajo individual: heavy balls, gafas de limitación de visión, “punching” bags….además del uso del vídeo como ya he comentado anteriormente.
Muchas gracias, Héctor. Es un placer poder disfrutar de tu excelente trabajo cada día aquí en BT.
Muchas gracias a vosotros, el placer de poder trabajar en un club como BT sin duda es mío.